Tiramisé casero

Porque todos los caminos conducen a Roma. Ella estaba en una habitación, trabajando. Niceto, en la cocina, pensando cómo darle la sorpresa. Hacía tiempo que lo tenía en mente y había comprado lo necesario. Eran las 6 de la tarde de un día de marzo. Llovía fuera.

Niceto comenzó por el tiramisú. Primero trituró un par de onzas de chocolate negro (50-100 gr). Dejó algunos trozos un poco más grandes. Separó las claras y las yemas de tres huevos y montó (a mano, batidora o  Thermomix) las claras a punto de nieve, con dos chucharadas de azúcar. Lo apartó.

Luego batió las yemas y las mezcló con 250 gr de queso mascarpone (una tarrina). Y lo juntó todo con las claras montadas, mezclando con suavidad para que no se rompiera el punto de nieve. También ehcó alguno de los trocitos de chocolate que reservó antes. Que no falte. Probar de azúcar.

Y se dispuso a montar los vasos de tiramisú. Empapó los bizcochos en café (en un plato de café con azúcar), y los puso de base. Luego una capa de la mezcla y otra vez (a media altura) más bizcocho mojado de café. Otra capa de la mezcla cremosa y para cerrar, Niceto espolvoreó el chocolate con una coladera (también puede ser cola cao). Y lo llevó a la nevera (mínimo 3 horas de frió para que coja cuerpo).

Durante ese tiempo, Niceto hizo la pizza, con masa casera. La puso tomate triturado, queso emmental, queso de cabra, anchoas partidas y, después de ser horneada, rúcula fresca. Divina. Muy romana.

Pizza Casera con rúcula

Además, Niceto se inventó un Antipasti con mortadela italiana y relleno de rúcula con queso en aceite. La idea es poner una cucharadita de relleno en el corazón de la mortadela, cerrarla en forma de paquete o rollito y disfrutar. Como el Éxtasis de Santa Teresa, de Bernini.

Mortadela italiana con rúcula y queso

Todo estaba listo.

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Así que Niceto escribió una nota titulada «Per la Ragazza» y la metió por debajo de la puerta de ella. La hizo ir al salón, con sólo las velas encendidas. Ella entró y Niceto le dijo: «A ver si encuentras en Roma un tiramisú más rico que el mío», y la dio los dos billetes de avión, para abril.

«Imposible», dijo ella al final de la noche y con la ‘panza’ llena. «Imposible encontrar un tiramisú mejor».

Tiramisú

A cambio, ella se comprometió a organizar (esta vez) el viaje. Todo un reto. El tiempo se la echó encima por el trabajo pero ha sabido reaccionar. Dos días antes del viaje, nos ha llegado a casa la guia de Roma, que, por las prisas y la complejidad monumental de la ciudad, decidió comprar. Parece un gran acierto. Nos hemos descargado las audioguías en el móvil para tener toda la información necesaria a mano (monumentos, plazas, historia…). Y nos ha encantado el mapa de restaurantes buenos, bonitos y con descuentos que traía.

Guía de Roma

Disfrutaremos mucho y buscaremos un tiramisú igual o mejor, si es posible.

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